lunes, 31 de octubre de 2011

Una nueva clasificación para la fobia social

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Elche y la Universidad de Murcia presenta una clasificación inédita de los subtipos de fobia social que se dan en la adolescencia. Hasta ahora, solo había dos subtipos de este trastorno: la fobia social generalizada y la no generalizada.
La fobia social (trastorno de ansiedad social), se caracteriza por un miedo y ansiedad acusados y persistentes que intervienen de forma importante en la vida de la población.
Según los expertos, las personas con este trastorno comprenden que sus sensaciones son irracionales. Sin embargo, “sufren una respuesta de ansiedad (que puede alcanzar la intensidad de un auténtico ataque de pánico) y la presencia de conductas de evitación, escape y seguridad ante las situaciones sociales”, explican dos investigadores principales del trabajo.
Los estudios indican que entre un 3% y un 13% de la población puede sufrir a lo largo de su vida fobia social, presentándose con igual frecuencia en hombres y mujeres. Habitualmente comienza en la adolescencia o antes de los 25 años.
Esta timidez exagerada aparece ante una gran variedad de situaciones sociales, como ir a fiestas, participar en actividades o equipos deportivos, usar baños públicos o hablar ante figuras de autoridad como por ejemplo profesores. Los pacientes experimentan una preocupación constante a que los demás les juzguen negativamente.
Categorizar la ansiedad
“La diversidad de situaciones y síntomas de este trastorno ha generado un gran interés en la comunidad científica. Dicho interés se ha centrado especialmente en la utilidad de clasificar la fobia social en distintos subtipos o clases”, explica a SINC Piqueras.
Como la mayoría de los estudios se fundamenta con muestras en personas adultas, en lo que respecta a la población infantil y adolescente, este estudio es “uno de los pocos existentes en el ámbito internacional y posiblemente el primero de estas características realizado en España”, continúa el investigador, “teniendo como objetivo principal la mejora del pronóstico y la selección de los tratamientos específicos más eficaces según el subtipo de fobia social”.
Esta nueva propuesta sigue en sus postulados la nomenclatura del estilo de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), que indica que, para especificar la gravedad de cualquier trastorno psicológico, es recomendable hacerlo refiriéndose al mismo con la terminología ‘leve’, ‘moderado’, y ‘grave’.
La idea se enmarca en el contexto del modelo formulado por Olivares y Caballo (2003) sobre la delimitación de la fobia social, y en el sistema de clasificación empleado desde 1998 por el grupo de investigación que dirige Olivares en la Universidad de Murcia.
Metodología del estudio
Un total de 971 adolescentes españoles con edades comprendidas entre los 14 y los 18 años participaron en este estudio, donde se analizaron mediante un análisis factorial exploratorio las puntuaciones de miedo en 13 situaciones sociales y se realizó un análisis de las puntuaciones de los adolescentes (clusters) en las dimensiones o clases de fobia social generadas por el primer análisis.
Los resultados mostraron dos factores o subtipos de fobia social que se podrían categorizar como ‘ansiedad de interacción’ (miedo a relacionarse o a interaccionar con otros) y ‘ansiedad de actuación’ (miedo a ser observado por otros en cualquier situación social). Mientras, el análisis de clusters reveló cuatro subtipos a partir de los dos tipos de fobia social: fobia social específica, fobia social levemente generalizada, fobia social moderadamente generalizada y fobia social gravemente generalizada.
Posteriormente, las comparaciones en variables psicopatológicas y demográficas mostraron diferencias estadísticamente significativas entre los cuatro subtipos. Se asoció a una mayor gravedad de la fobia social, a una mayor sintomatología ansiosa y a un número superior de otros trastornos psicológicos asociados (depresión, trastornos de ansiedad o personalidad, historia familiar psiquiátrica, etc.).
Este estudio supone un apoyo inicial a una nueva forma de diferenciar los subtipos de la fobia social, la cual se muestra conceptualmente clara y científicamente respaldada y, sobre todo, clínicamente relevante.

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